La psicología es la ciencia que estudia la conducta o comportamiento humano y los procesos mentales (atención, percepción, memoria, aprendizaje, lenguaje…).
Ciencia que se puede aplicar al mundo de la salud, del deporte, empresa, educación, entre otros muchos ámbitos.
Ofrece recursos, técnicas, estrategias y conocimientos útiles para la mejora de la salud, la educación y el mundo de la empresa en general.
Debemos acudir al psicólogo cuando detectamos que una situación o problema interfiere o altera nuestra vida en una o más áreas personal, laboral, familiar o social.
Ir al psicólogo para intentar solucionar un problema no significa que ya siempre debas acudir a su consulta, ni que estés “loco”, estos son dos prejuicios muy implantados que carecen de fundamento.
• Cuando otros especialistas (médicos, profesores,…) me aconsejan buscar tratamiento psicológico.
• Cuando sentimos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitirnos el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.
• Cuando todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
• Cuando pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
• Cuando nos sentimos amenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc. Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos dificultan realizar la vida cotidiana.
• Cuando la obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nos genere ansiedad.
• Cuando nos sentimos “con los nervios rotos” y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con un llanto inconsolable.
• Cuando nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar…, se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la que de quienes nos rodean.
• Cuando el estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales…
• Cuando la ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y la serenidad.
• Cuando los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.
• Cuando después de seguir un tratamiento farmacológico los resultados no son todo lo satisfactorios que deseaba.
La labor inicial del psicoterapeuta es dirigir a la persona en este proceso de mejora, reflexionando con él, proporcionándole datos técnicos ya sea de psico-fisiología o psico-biología, de funcionamiento cerebral, de psicopatología o de su experiencia como profesional para que, poco a poco y gracias a todos estos datos, el paciente comprenda su situación ante el problema y los medios, recursos y técnicas existentes para mejorar su salud.
El psicoterapeuta proporcionara nuevas herramientas, técnicas, recursos y estrategias para que el usuario se enfrente a las diversas situaciones o problemas.
Si finalmente decides realizar una consulta, recuerda que nuestra ética profesional nos obliga a mantener el anonimato y el secreto profesional de todas las conversaciones que se lleven a cabo. Toda la información recibida, por tanto, se tratará respetando la total intimidad y privacidad de la persona que realiza la consulta.
La frecuencia de las sesiones varía según el tipo de problemática que presente el paciente. No obstante, como norma general, las sesiones de psicoterapia suelen tener una frecuencia semanal.
La duración depende de múltiples factores como son: la gravedad del caso, el compromiso del paciente con el tratamiento, la frecuencia con la que se acuda a consulta, etc.
Intentamos llevar a cabo un enfoque de terapia BREVE de entre 6 y 12 sesiones.
Cada persona es diferente y, por lo tanto, reacciona de forma distinta al proceso terapéutico, por lo tanto el numero de sesiones que cada uno necesita, depende del tipo de problema que se presente y lo arraigado que esté, de las características de personalidad, de la capacidad de aprendizaje, de la actitud ante el tratamiento y de muchas variables más.
Es decir cada persona necesita un número de sesiones distinta, pero cuanto más se trabaje y mejor sea la predisposición al tratamiento mas corto será este.
• Siempre que su pediatra lo indique.
• Cuando en el ámbito escolar nos lo recomienden.
• Cuando exista fracaso escolar.
• Cuando detectamos cambios en el estado de ánimo o en el comportamiento del niño.
• Si sufre miedos o estados de ansiedad.
• Si sufre enuresis.
• Si presenta dificultades para concentrarse, con o sin hiperactividad.
• Cuando presenta dificultades para relacionarse con otros niños o con los adultos.
• Si presenta trastornos del sueño o de la alimentación.
• Cuando no sabe respetar los límites o reglas.
• Si tiene celos exagerados.
• Cuando es inseguro y presenta una baja autoestima.
Ante cualquiera de estas alteraciones conviene acudir a un psicólogo. Este le realizará una evaluación psicológica y os comentará si es preciso que el niño realice una psicoterapia. En muchos casos enseñar a los padres unas pautas concretas de actuación son suficientes para resolver el problema detectado.
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